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Michel Talagrand recibió el Premio Abel 2024 por sus contribuciones en sistemas estocásticos, la teoría de la aleatoriedad, y por resolver un problema en física que muchos expertos consideraban imposible.

El Premio Abel 2024, equiparable al Nobel en el ámbito matemático, ha sido concedido a Michel Talagrand por sus avances en la comprensión y predicción de la aleatoriedad en el universo. La trayectoria de Talagrand en las matemáticas estuvo marcada por desafíos personales y una destacada resiliencia, por lo que el reconocimiento le llegó como una sorpresa.

«Hubo un breve momento de incredulidad en mi mente, al menos durante cuatro segundos», relata Talagrand a Davide Castelvecchi de Nature News al recordar cuando recibió la noticia de su premio. «Si me hubieran dicho que una nave alienígena había aterrizado frente a la Casa Blanca, no habría estado más sorprendido».

El enfoque de Talagrand se centra en los sistemas estocásticos, que modelan variables aleatorias en un tiempo y espacio determinados. Estos sistemas incluyen desde la altura de un río en flujo, los precios de las acciones, hasta el número de pacientes en un hospital, el movimiento de moléculas de gas e incluso el errático camino de un ebrio. A lo largo de los años, ha logrado comprender estos sistemas utilizando fórmulas matemáticas conocidas como desigualdades para caracterizar mejor los límites de su variabilidad.

Saber dónde construir una casa de forma segura a lo largo de un río caudaloso, o cómo anticipar el crecimiento de una población bacteriana, son problemas cuyas soluciones pueden preverse utilizando los métodos de Talagrand. Aunque el nivel del agua en un río sea aleatorio, el trabajo del matemático puede discernir su nivel máximo probable, lo que aconsejaría dónde construir edificaciones para evitar inundaciones, según escribe Kenneth Chang del New York Times.

En esencia, sus desigualdades, que convierten sistemas complejos en términos geométricos, generan estimaciones precisas y ofrecen nuevas herramientas para el estudio y aplicaciones en otros campos, como la física, química, comunicaciones y ecología.

«Se publican artículos casi a diario donde la conclusión es ‘ahora utilizamos las desigualdades de Talagrand'», comenta Assaf Naor, matemático de la Universidad de Princeton, a Nature News.

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